Alfonso ingresa en la cárcel por su participación en una reyerta por motivos políticos, en la que causa lesiones graves a un individuo de ideología contraria. La esposa de Alfonso, influida por las nuevas ideas de su hija, en las que renegó de sus creencias y tuvo un hijo con un sacerdote secularizado, se ve envuelta en la actuación político-social de ambos, y acepta un cargo relevante en el partido.