El cine como institución y trabajo, pero también como un suplemento vital de la propia vida; eso es lo que vive en cierta forma el protagonista del film, un proyectorista de un heterodoxo cineclub cuya cotidianidad tiene instantes de cine, experiencia quizás extensiva a otros empleados, como lo sugiere el hermoso plano (sonoro) de clausura. El trabajo sobre el espacio es tan notable como la astucia para citar clásicos en el relato. (Roger Koza)