Cuando su marido muere tras una larga enfermedad, Geneviève pierde sus puntos de referencia: da rienda suelta a su dolor y se aleja de sus familiares y amigos; sólo quiere estar sola. Pero un inmigrante sin papeles, único superviviente del vuelco del autocar en el que viajaba clandestinamente, se esconde en el portaequipajes de su coche y, en su afán por llegar a Inglaterra, la hará enfrentarse nuevamente a la necesidad de tomar decisiones, de actuar, de vivir.