En un pueblo con apenas veinte casas, viven Raulo, un deficiente mental; Ercilia, su madre, una curandera senil; y Roberta, la hermana, prostituta. Ante la proximidad de la muerte, Ercilia no duda en advertir a su hija: si se acuesta con todos los hombres del pueblo, ella morirá. La amenaza es más inminente de lo que parece, pues tan solo queda un hombre con el que Roberta no haya estado.