Al morir su madre, los hermanos José Francisco y Eulalia, junto con la huerfanita Cruz, pasan a ser cuidados por la lavandera Ángela y el borrachín Florentino. José Francisco crece junto a Felipe, el hijo de don Rosendo, patrón del Rancho Grande y cuando éste muere, José Francisco es nombrado capataz por su amigo Felipe. La unión entre ambos se refuerza cuando José Francisco es herido de un balazo al tratar de salvarle la vida a Felipe y éste, a su vez, dona sangre para una transfusión a la que se debe someter su amigo y salvador. Sólo una cosa amenaza a su amistad: José Francisco se ha enamorado de Cruz y Ángela está dispuesta a venderle a Felipe la honra de la joven para obtener el dinero preciso para celebrar el matrimonio de Eulalia.