Las vacaciones europeas de la familia Hollander se ven interrumpidas cuando su avión se ve obligado a aterrizar en Bulgaria. Los holandeses abandonan el avión para tomar fotografías, lo que resulta en acusaciones de espionaje. Perseguidos por soldados búlgaros, se refugian en la embajada estadounidense bajo la protección del desventurado hijo del embajador ausente.