Una corriente de pensamiento une los tres episodios de manera coherente, plasmada con pocos elementos, y que hace del espacio, del tiempo, y del movimiento, modos de expresión puramente cinematográficos. No se necesita la voz. Sí hay sonidos, música, pero no voces humanas, como en el cine primitivo. Hay rostros, movimientos lentos o rápidos, desesperación, fatalidad, un horror apenas entrevisto, deseo y miedo a la libertad. También hay amor, quizá como una ilusión, más que como una realidad.